Históricamente, la relación entre la Familia Real de Mónaco y los ciudadanos del Principado ha sido inmejorable. Ahora bien, parece que el boom inmobiliario que afecta a estas tierras está comenzando a realizar algunas grietas, como se pudo ver en los últimos días a partir de las protestas realizadas por residentes locales que no quieren saber nada con que se tiren casas y se levantan allí espectaculares edificios.
En concreto, todo comenzó con el llamado a una manifestación por parte de habitantes locales reconocidos como Elizabeth Wessel y Claude Rosticher, ambos cerca de los 80 años, quienes vivieron toda su vida en Mónaco y que han llevado a generaciones menores a quejarse también por lo que se entiende como una modificación por completo del estilo de vida que siempre ha caracterizado al Principado, a lo largo de su historia.
De hecho, si bien este boom inmobiliario viene afectando a Mónaco desde hace una buena cantidad de tiempo, todo se puso peor al anunciar la demolición del Sporting d’Hiver, un edificio de 81 años que supo albergar un club de juego, y que es de las pocas construcciones que muestran el viejo art dé co que tan de moda supo estar de Mónaco. Los ciudadanos sienten que, de a poco, la localidad comienza a cambiar su cara, no les gusta para nada.
Es por eso que un lugar que uno consideraría entre los mejores del mundo para vivir con apenas 36.000 habitantes, muchos multimillonarios extranjeros extravagantes, y y demás, se está convirtiendo en una verdadera pesadilla para muchos adultos que supieron ser niños y criarse entre las callezuelas de un Principado que hoy en día está cada vez más parecido a un Dubai que a una ciudad europea.
Vía: La Nación
Imagen: Tortaja de nieto