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El Museo Naval de Mónaco es uno de los sitios que no podemos dejar de visitar si nos encontramos partiendo hacia Mónaco. De hecho, lo primero a considerar es que nació de la pasión de un hombre, el profesor Claude Pallanca. Desde pequeño, él soñaba con la vela y cosió cuidadosamente modelos de barcos, muchos de los cuales son los que hoy en día dan vida a este recinto, uno de los mejores en su estilo en todo el mundo.

Pallanca, que estuvo destinado a bordo del Juana de Arco como dentista y se hizo amigo de muchos marineros y oficiales navales, desarrolló su pasión por el mar y los barcos hasta convencerse de que debía hacer algo con ella. Por eso, poco a poco reunió y construyó una colección extraordinaria, y para 1993, con la inestimable colaboración del Príncipe Rainiero III de Mónaco y el Gobierno del Principado, su sueño se hizo realidad.

Por lo demás, se debe considerar que una de las principales características del Museo Naval está en el hecho de ser un museo internacional dedicada a todos los infantes de marina, desde hace décadas hasta la actualidad. Por eso, podemos apreciar modelos de distintos tipos, los cuales en muchos casos fueron realizados para poder presentarse de la forma en la que aquí se encuentran disponibles.

En líneas generales, en el museo se pueden apreciar los diferentes tipos de buques y la evolución técnica de los siglos. Incluso, el lugar ofrece varios elementos de lectura, desarrollando tanto las características técnicas e históricas como otras cuestiones importantes para comprender mejor el diseño de algunas de las embarcaciones.

Vía: Montecarlo
Imagen: Holland

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